Irse
Es la hora de irse marca un “reloj” dentro de mi corazón, donde el tiempo es el diablo que juega a ser un Dios. El tiempo hace muchas cosas: alivia angustias, exagera alegrías, hace un inventario de recuerdos, me regala nostalgias, quiebra o fortalece relaciones. El tiempo pasa, juega con nuestra vida, con nosotros. Nos cambia, y nos hace equivocar con la misma piedra. El tiempo junto con la nostalgia juegan de visitante un domingo como este. Me pregunto a mí mismo y a la vez a quien se toma el tiempo de leer estas líneas ¿Por qué seguimos insistiendo ahí? Ahí donde ninguno de nuestros esfuerzos parece ser suficiente, ahí donde quizás nos cueste ser quienes somos en realidad, seguir yendo a esos lugares donde no nos sentimos bienvenidos o disfrutamos de la comodidad ¿Por qué seguir apostando a eso que solo nos hace perder en un callejón donde la desilusión aparece como única salida? Donde para nosotros, un mínimo gesto de interés parece ser suficiente, nos satisface, como si sol