Irse
Es
la hora de irse marca un “reloj” dentro de mi corazón, donde el tiempo es el
diablo que juega a ser un Dios. El tiempo hace muchas cosas: alivia angustias,
exagera alegrías, hace un inventario de
recuerdos, me regala nostalgias, quiebra o fortalece relaciones. El tiempo
pasa, juega con nuestra vida, con nosotros. Nos cambia, y nos hace equivocar
con la misma piedra. El tiempo junto con la nostalgia juegan de visitante un
domingo como este.
Me
pregunto a mí mismo y a la vez a quien se toma el tiempo de leer estas líneas ¿Por
qué seguimos insistiendo ahí? Ahí donde
ninguno de nuestros esfuerzos parece ser suficiente, ahí donde quizás nos
cueste ser quienes somos en realidad, seguir yendo a esos lugares donde no nos
sentimos bienvenidos o disfrutamos de la comodidad ¿Por qué seguir apostando a
eso que solo nos hace perder en un callejón donde la desilusión aparece como única
salida? Donde para nosotros, un mínimo gesto de interés parece ser suficiente,
nos satisface, como si solo pudiéramos recibir eso, como si no hubiera nada
mejor.
Tenemos
la esperanza y no perdemos la fe de que las cosas pueden cambiar y volver a ser
como antes, que nos haga revivir para llenarnos de amor y de ilusión otra vez,
eso hace que nuestro corazón persista, pero nuestra cabeza es condescendiente con
nuestro corazón, porque en algún punto sabe que no estamos siendo felices,
porque en el fondo sabemos, que nosotros valemos más de lo que nos están brindando.
Y con esto aclaro que la persona a la que le damos lo que tenemos para dar, no actúa
quizás con maldad, pero sabemos que quizás quisiéramos recibir un poco más,
pero ya no hay fuerzas ni un lugar para ese “algo” más.
Creo
que a todos nos iría mejor si pudiéramos comprender que donde hay amor, afecto
o atención o lo que esperamos, no hay dudas y que las dudas nos duelen, nos
confunden donde los sentimientos son
transparentes, donde nada se mendiga, no se mendiga el amor, una amistad o
cualquier lazo afectivo se crea por que asi verdaderamente se siente.
Alguien
me dijo que no hay que dejar de golpear puertas aunque estén cerradas, pero de
nada sirve golpearlas sin del otro lado no se encuentra nadie o no nos permiten
pasar. No sirven los grises, ni los puntos medios, porque cuando se decide, se
es incondicional, no tiene sentido que estén
parados en nuestra puerta dudando si tomar ese paso para ser parte, o para ser espectadores
y ver desde afuera.
Pienso
que todos merecemos alguien que nos de
todos sus colores. Donde también nos quieran con la misma intensidad. Es difícil
irse de ese lugar gris solo porque algún día ahí había colores.
El
amor es lo único que no lastima en este mundo, todo lo demás proviene de su
ausencia. Dicen que todo lo bueno viene después de haber aprendido de dejar los
miedos atrás, los miedos a las tormentas, a cuando aprendemos a caminar debajo
de la lluvia, donde salimos corriendo de ese lugar donde el amor parece difícil.
Porque cuando el amor existe, es lo más simple del mundo, porque cuando existe
podemos ser nosotros mismos, cuando existe lo notamos, porque hay sentimientos
que no se pueden ocultar. Salgamos de ese lugar donde se siente que no nos
quieren. Lo mejor si está por venir, va a venir cuando nos atrevamos a quemar
esos puentes que nunca pudimos llegar a cruzar.
Comentarios
Publicar un comentario