Apostar




Nunca me gusto apostar, siempre me toco pagar...


Pareciera fácil desde afuera jugar, apostar una vez mas a ese juego, del cual ya sabemos el resultado final, que siempre uno de los jugadores, pierde.
Muchas veces salimos a la vida heridos, tratando de acallar esos fantasmas que nos comen la cabeza todas las noches antes de apoyar la cabeza en la almohada y tratar de descansar. Al escribir esto siento un deja vu, como que ya lo vivi, y se que no estoy errado, ya lo vivi, pero preferí seguir apostando.
En este juego muchas veces volvemos a abrir heridas, viejas historias pero  con distintos protagonistas, intentamos escribir nuevos capítulos en un una hoja en blanco como si todo quedara atrás y le cerramos las puertas a el miedo.
Alguien me dijo "No te sientas mal, así se siente que te quieran bien" pero que distorsionados a veces están esos conceptos en algunas bocas, porque cuando el juego se complica son los primeros en abandonar la partida, y te dejan el juego por la mitad, sintiendo mas, con un gusto amargo en el corazón que se te esparce por todo el cuerpo, sintiendo que te apagas, que ese sabor amargo te marchita. 
La consecuencia principal de abandonar el juego en medio de la partida es despertar en la otra persona esos fantasmas que se habían "ido", es volver a sentir ese miedo, llenarse de preguntas, de preguntas que muchas veces generan una autodestrucción inmediata, con un síntoma inmediato de alguien totalmente reemplazable, poca cosa, incapaz de querer porque en su mente creo esa mentira de que jamas lo van a querer, porque no se lo merece, no nació para "esas cosas del amor" y ese discurso aterrador le va a comer la cabeza miles de noches, o cuando se quede en silencio en medio de una reunión con amigos, o mientras se encuentra con la mirada en un punto fijo mientras se encuentra en su trabajo. 
La tarea mas dificil para alguno de los dos es volver a creer, a cerrar esas heridas para que después en el momento que lo crea oportuno, pueda volver a apostar, pero siempre con la intención de que si se juega, se juegue de a dos, sin el temor de dejar esa partida por la mitad, que no siempre le toque llevarse la peor parte, la de pagar esa apuesta.

Un consejo: Jamas comiencen un juego al que no saben si estan dispuestos a jugar, a comenzar una historia para dejarla con el final inconcluso, porque siempre alguien se queda con cosas sin decir, sentimientos que tienen un lugar que ya no les corresponde, nunca sabemos que lugar nos puede tocar, hoy podemos dejar la partida y mañana nos toca pagar esa apuesta
Y otro consejo mas, nunca dejemos de apostar a nada que nos haga bien.

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